miércoles, 30 de enero de 2008

un nuevo día

Duele, asombro y dolor de nuevo, como un vacío en el corazón, una opresión en el pecho, un agudo y profundo miedo a no despertar jamás.

Esperar a que por la mañana el despertador te diga que es un nuevo dia, un día diferente y parecido al anterior, igual de normal, en dónde tu mayor preocupación es a donde ir a comer, en donde pasar la tarde o que película ver, no importa, cualquier cosa es buena, pasear por una plaza, perdernos en una librería.

Pero al abrir las persianas, el día es, por desgracia, la consecuencia lógica del día anterior, un nuevo día, un nuevo día sin ella y con un presente a cuestas.

De camino al baño a la ducha al desayunador, y dar gracias a mamá por tener algo con lo cual alimentarme, no pido más, un par de libros, algo con que escribir y en que escribir, sueños y la esperanza en mis bolsillos, así como la fuerza y persistencia para lograr que se materialicen fuera de mis bolsillos.

Después de no un par o tres, ni cuatro, sino cinco, cinco experiencias que te hacen pensar de un modo distinto. Desear empezar un a nueva vida y ocultar todo tu pasado, y cuando piensas que no puede haber nada peor, siempre sucede, pero la diferencia es que aún cuando puede suceder de la forma más horrible y menos inesperada, debes de tener fe, fuerza y esperanza de que todo puede mejorar. Y así será.


Amén.

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