El que mucho se despide, pocas ganas tiene de irse. Es cierto, lo he comprobado en persona. Me he despedido tantas veces de ella que parece una broma, una ocasión que se repetirá una y mil veces en un regreso, una llamada o una tarde juntos. Y se repetirá la historia. Pero, por alguna extraña razón, algo dentro de mi tomó la decisión de dejar de ser el recuerdo vivo de alguien más, para ser el presente de mi historia y mi mundo.
Tomó mucho tiempo el hacerlo, de verdad, no fue fácil. sin embargo lo hice. A Mariana pareció no importarle, eso me da una idea de cuan importante soy en su vida. Cuan tonto he sido, y cuanto he desperdiciado mi vida el último año y medio pensando en ella.
Espero escribir de cosas lindas y no de pasados rencorosos que se están yendo, poco a poco de mi corazón. Me encantaría un tequila ahora con mis mejores amigos.
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