Cuantas veces no se ha escrito de lo mismo y en tantos idiomas, en tantos lugares y tiempos, aplicable al ser humano como raza y especie, al mundo, a los animales, a las ideas, al amor. Como definir la libertad sino como el hecho de hacer lo que uno quiere, sin presión u obligación. En cuyo caso, lo único importante es uno mismo. La libertad es la indiscutible necesidad de no estar ni atado ni subyugado a una idea, palabra o persona, a menos, claro, que así se quiera.
Égida protectora, ligera cual palabra. Es peligrosamente terrible desear un deseo intermitente, uno que parpadea, uno que se ilumina y se apaga con el soplo de la realidad. Pero cuando comprendes un poco las reglas con las que juegas es más fácil aceptar que la vida gira en cualquier instante en contra o a favor.
Simple y llano, sin más adorno que el aire que respiras y el poder decidir, eso es la libertad.
Antes de los tiempos, cuando la esclavitud no tenía normatividades ni reglas, decretos o constituciones, uno sabía a qué se atenía, si no, pregúntenle a Spartaco.
Rimbombantes palabras en un mundo en el que la vida no es cual idílico sueño romántico.
Antes de que muera el último hombre de verdad, este será acompañado por la esperanza de la libertad, el resto de ellos solo serán remedos y sombras, intentos de hombres que creen serlo.
Ni diario ni pensamientos, simplemente plasmo como la experiencia me da a entender la vida. Aspirando a los clichés del amor, a cambiar el mundo, a ser mejor. Eso y la fiesta por dentro.
lunes, 27 de julio de 2009
domingo, 19 de julio de 2009
Nix
Nix cubre con su negruzco manto el firmamento. El cielo azul y las suaves nubes de algodón deben marcharse, su jornada ha acabado; Helios se retira a descansar al igual que su cuadrilla.
Poco a poco todo obscurece, se nublan las miradas y los niños descansan. No existe la esperanza, no hay luz. Sin embargo, diminutos diamantes brillan refulgentes en su ser. Alcanzados desde la mano divina de un dios. Pequeñísimos puntos que narran historias, describen aventuras de mil héroes, platican amores y guían veleros. Todos por una razón de ser y existir.
Hay algunos de esos pequeños diamantes que les da por pasearse en el firmamento sin permiso alguno. En cuanto son descubiertos huyen arrastrando su luminiosidad tras de si. Y los mortales les piden deseos que ellos mismos son capaces de cumplir.
Hipnos es acompañado por Morfeo en su camino para restablecer los corazones del hombre. De renovar energías y emociones, dándoles un respiro para poder continuar.
La jornada termina. Nix recoge su manto y con él todas y cada una de las lucecitas esparcidas cuan larga es su estancia en el cielo. Muchas veces sirve de recuerdo, otras tantas preveen el futuro, unas más te toman de la mano sin presente ni pasado.
sábado, 18 de julio de 2009
Extrañando
Extrañando el alcohol que no recorre mis venas, cansado de sentir tranquilidad, pensando en ella, en sus palabras, en su ausencia. No puede ser.
Me preocupa que el tiempo pase y mi mente retenga su recuerdo y sus palabras, sus correos mis manos y sus ojos mi memoria.
Oriundo de en lugar en el que se extinguen los románticos empedernidos y de las bellas flores, de los planetas extraños e inhabitables, de allí soy.
Trenes que se van, aviones que no abordo, coches que llegan, un taxi que no está. Transportes que no cumplen su función, ingratos elementos que no adivinan mi pesar y menos me llaman a ocupar un lugar para partir.
Incluso ahora necesito un cigarro, necesito del vicio y la basura, de la frescura de la noche y de lo extenso de las palabras. Requiero paz y aburrición. Mentira, calro que no. Desaparecer un instante, de nuevo.
Vendimias y pasteles, jajaja, Nada que ver, la locura no nos pertenece sino nosotros a ella y a sus manías, minimas o nimias, no es importante, al menos no para uno, sino para algún tercero.
Extrañando ausencias. Patético.
Me preocupa que el tiempo pase y mi mente retenga su recuerdo y sus palabras, sus correos mis manos y sus ojos mi memoria.
Oriundo de en lugar en el que se extinguen los románticos empedernidos y de las bellas flores, de los planetas extraños e inhabitables, de allí soy.
Trenes que se van, aviones que no abordo, coches que llegan, un taxi que no está. Transportes que no cumplen su función, ingratos elementos que no adivinan mi pesar y menos me llaman a ocupar un lugar para partir.
Incluso ahora necesito un cigarro, necesito del vicio y la basura, de la frescura de la noche y de lo extenso de las palabras. Requiero paz y aburrición. Mentira, calro que no. Desaparecer un instante, de nuevo.
Vendimias y pasteles, jajaja, Nada que ver, la locura no nos pertenece sino nosotros a ella y a sus manías, minimas o nimias, no es importante, al menos no para uno, sino para algún tercero.
Extrañando ausencias. Patético.
martes, 7 de julio de 2009
::¡Ah!::
Me traicionan los momentos en que mis manos tocan las suyas, no interpreto nada, así es. Me dan nervios, un poco, me da tranquilidad, me da ternura y miedo, emoción y otras cosas más. Tener que mantenerme tres rayitas abajo para no presionar.
Ahhh...
Ahhh...
domingo, 5 de julio de 2009
El niño y la luna.
Con trémula mirada y la esperanza en las nubes, un niño contempla el cielo, obscuro y negruzco en todo su esplendor, ensoñado campo de nubes y una luna que irradia ternura y compasión. Un cálido sentir invade su pecho y los suspiros de su ser. Recuerda con pasión la delicia de las noches en las que acompañado de su presencia, todo el mundo era un bello vivir. Anhelos de los que se despide entre los senderos de piedra y la frescura de la noche.
Ternura y afecto, tranquilidad y amor, elementos que aprecia más que nada en el mundo.
Un amor imposible, idílico en su mente, el niño amante de sueños crece, y percibe que el mundo que lo rodea no es el mismo. Pertenece a las brillantes páginas del pasado que poco a poco son opacadas en su esencia.
Continúa su camino y sus pies lo guían por los lugares insospechados de senderos inauditos. Un llamado le hace observar el cielo de nuevo y allí está. Radiante, triste, perfecto. Pero es parte de su vida que no es la mismo que su presente.
Ternura y afecto, tranquilidad y amor, elementos que aprecia más que nada en el mundo.
Un amor imposible, idílico en su mente, el niño amante de sueños crece, y percibe que el mundo que lo rodea no es el mismo. Pertenece a las brillantes páginas del pasado que poco a poco son opacadas en su esencia.
Continúa su camino y sus pies lo guían por los lugares insospechados de senderos inauditos. Un llamado le hace observar el cielo de nuevo y allí está. Radiante, triste, perfecto. Pero es parte de su vida que no es la mismo que su presente.
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