Confundo el haz de la luna a media noche con un fatuo resplandor que me atrapa, me engaña y no me deja, me hace no desear nada más. Creía que tenía una razón para amar, para amar al mundo, porque creía que tenía un porque de vivir, para vivir. Tengo 23 años y aún no sé que es lo que significa.
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