domingo, 15 de febrero de 2009

¿Te cuento un cuento?


-¡Luscanan!, ¡Luscanan! Silbido entre los árboles. Busca con la mirada, con los oídos, con fervor. No lo ve por ningún lado. No aparece. ¿Dónde estará? Ya lleva un buen tiempo, toda la mañana y no aparece. Hay muchos lugares a donde ir, pero nunca se aleja. Una comitiva cruza el bosque, como en fila, como en grupo. Seguidores de no sé qué cosa. No es importante. Regresa azul sin haber encontrado ni pista de su paradero. No está. Le preocupa, es casi hora de irse. Árboles de mango en un bosque, eso si es raro. Se dirige a donde el ruido comienza a menguar, casi desaparece. Escucha el silencia de la naturaleza. Algo tranquilo, agradable. Mira hacia atrás, el mundo parece no darse cuenta de de qué el está allí, al igual que ese extraño árbol frugal amarillo. Es como un claro silencioso salido de algún bello libro de imágenes paradisíacas. Escucha su ladrido. Es él. Allí está con su paliacate amarrado a su cuello, pero es como si fuera nuevo y los años no hubieran pasado en él. Se ve vigoroso, lleno de vida, de alegría. Está comiendo uno de esos sabrosos frutos. Al menos ya está bien. Permanece mirándolo un rato. Comienza a escuchar gritos, voces del mundo exterior. Voltea a echar un vistazo y mira de nuevo el mundo el árbol. Se acerca un poco y coge uno de los frutos que permanecen bajo su sombra. Un fresco tranquilo, puro incluso. No hay ruido, no hay otra cosa que no sea un calor lleno de paz. Es, es…No, no puedo describir la vida que tiene el color. Lo prueba completo, no sabe nada mal, dulce sin empalagar, fresco sin estar frío, suave sin hastiar. Es delicioso. Los dos permanecen allí.
Suena el timbre de su celular, es el centro de atención de toda la clase. Su cuerpo comienza a sentirse raro, la sangre la siente fría. Su cuerpo, su mano, su antebrazo se congela por dentro. Regresa al claro, luminoso, calido. Hogareño.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

m gusto

Anónimo dijo...

Pufff.. sin duda uno de los mejores que te he leído desde que te conozco... y mira que si era aún una mocosa de 15, ahora que soy una mocosa de 23, creo que este cuento es muuy bueno.

Chole. Helios. O simplemente Marisol... Intensa come il sole e Profonda come il Mare...