miércoles, 11 de marzo de 2009



Hay heridas demasiado profundas que echan raíces. Y no todas están en la piel, también recuerdos que atormentan por las noches.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

I agree with you.

Chole.

A. dijo...

Nada nuevo por esa parte del mundo llamada memoria. Siguen las manifestaciones, interrumpiendo el tránsito de la realidad; y unos recuerdos sin camisa lavan el parabrisa de los ojos: lágrimas en el espejo. ¿Hace cuanto qué...? Me parece que entonces eramos felices... al menos más que ahora. Tal vez entonces no importaba, pues había siempre una excusa para olvidarse de lo desagradable de crecer, acumular cicatrices, ser mayor sólo en años porque la sensibilidad va en devaluación. Depresiónes que alcanzan la personalidad y llega el rebote hasta la moneda de todos los días, aquella que no es de Dios. Y Dios que no se da una vuelta por esta parte del mundo, el paraiso de la memoria.