Cada palpitar de mi corazón, cada latido hace que mi cuerpo entero se estremezca, puedo sentir la fuerza de la vida que me pide hacerla mía y poseer cada instante de un momento que se escapa. La desilusión se apodera de mí y de mis anhelos, de mis miedo se hace poseedora y cada vez más fuerte grita que tire la toalla, que mire hacia atrás y que no me levante. Que tal vez algún día todo mejore, sin la menor ayuda de mi parte. Sé que no es cierto, no es posible. Duele. Creo que le dicen depresión, las sábanas se me pegan y los sueños te piden que los sueñes.
Mi respiración no es mía, le pertenece a este cuerpo, mi yo de verdad no está sino reposando hasta que llegue el momento de ser yo en plenitud…que miedoso. ¡Que salga ya!, necesito ayuda y no está aquí.
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