De entre todos, la media docena de latosos que existen en alguna parte, a Antonio y a J.Arahui, son a los que más extraño, no porque fueron los más importantes, los más listos, los más lindos, los más esperados y al mismo tiempo todo lo contrario, los más parecidos a nosotros, a tí a mí, sino porque fueron los primeros.
Antonio y J.Arahui, fueron deseo, con todo el corazón con miedos y temores, con sueños a futuro e ilusiones a cuestas, pero fueron lo más querido para los dos, o tal vez para mí.
Nunca los llegamos a conocer, fue el temor al que dirán, el no estar listos, más fuerte que nuestro valor y egoísmo.
No faltaron los planes, escuelas, vacaciones y cumpleaños, regalos y caprichos, no falto el futuro en nuestros corazones, ni el amor o la desilusión.
Nos sobró mucho ego, estupidez y cerebro.
A ella le encantaba el nombre de él y a él le encantaba el de ella, y por eso en el futuro sus hijos se llamarían así.
De entre todos, a ellos dos les dí mi corazón y mi vida, y con mi cerebro y cobardía le obsequié un adiós.
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